El balanceo es un procedimiento por medio del cual se ajustan los pesos de una llanta y su rin para mantener un equilibrio correcto entre ambos. Este servicio siempre debe hacerse en las cuatro llantas. En pocas palabras, es el servicio en el que se distribuyen uniformemente el peso entre las llantas y los rines. Cuando no se realiza el balanceo, se corre el peligro de perder miles de kilómetros de vida útil.

Existen dos tipos de balanceo:

  1. Estático: se colocan pequeños pesos en el rin para conseguir dicha estabilidad.
  2. Dinámico: en este, por el contrario, se toma en cuenta el peso de la llanta para realizar el ajuste correspondiente.

Sabrás cuándo hay que balancear tus llantas cuando el volante de tu auto empiece a vibrar o este último genere ruidos al circular a ciertas velocidades. Sin embargo, estas mismas vibraciones no se sienten cuando son producidas por las llantas traseras, pero igual contribuyen al desgaste mecánico del automóvil. Esta es la razón por la cual balancear cada llanta nueva es altamente recomendable como práctica habitual. Someter el vehículo a estas vibraciones durante un tiempo prolongado causará el desgaste o desajuste de otras piezas importantes. Además, pueden afectar la capacidad dinámica del coche, poniendo en riesgo tu seguridad en maniobras para esquivar u otros movimientos importantes.

Bajo condiciones de manejo promedio, es aconsejable:

  1. Revisar el balanceo de llantas al menos cada seis mil kilómetros.
  2. Balancear cualquier llanta que haya sido reparada.
  3. Balancear cualquier llanta nueva.
  4. Hacer un balanceo después de todas las reparaciones a la suspensión, frenos, discos o cualquier otra que implique desmontaje de la llanta en cuestión.

¡El servicio de alineación y balanceo no toma más de una hora, así que invierte en tu seguridad y en la salud de tu automóvil!

 

 

Hecho con por MANU